En todo el archipiélago afloran las construcciones defensivas. |
Esta vez vamos a obviar
la economía en El Viajero Sagaz para descubrir uno de los lugares más
fascinantes de toda Europa. Lamentablemente se encuentra en la Europa del
Norte, con lo que esto significa para el bolsillo a la hora de hacer turismo.
Nos vamos a ir a
Dinamarca, pero no a la actual, si no a la del siglo XVII. En aquella época, daneses
y suecos se disputaban la primacía de los estrechos y de la península de
Escandinavia. En este contexto estratégico, el rey danés Christian V decidió
construir una fortaleza en el punto más oriental de su país, que por entonces
era un imperio. Y ese bastión se alzó en el rocoso e inhóspito archipiélago de
Ertholmene.
Situado a 18 kilómetros
de la ya de por sí aislada isla de Bornholm (esta última se encuentra a 150 km
del punto más cercano a Dinamarca), consta de tres islas, dos de las cuales están
habitadas por unas cien personas (hace doscientos años rondaban los mil
habitantes), si bien se estima que unos 80.000
turistas al año llegan hasta las costas de Christianso, la isla principal.
Vista aérea de las dos islas habitadas. |
Del fuerte quedan unos pequeños restos donde se puede curiosear,
así como un faro que lleva en funcionamiento más de 200 años. Como es obvio, la
naturaleza es uno de los atributos más destacables en el archipiélago, que es
uno de los mejores observatorios ornitológicos del Báltico. En su día fue un centro pesquero, sin embargo, las embarcaciones más comunes ahora son los yates de recreo.
La isla principal está
unida a Frederickso mediante un puente peatonal de madera, si bien en la menor
de las ínsulas apenas se levantan un puñado de construcciones, entre las que se
encuentra el modesto museo local.
Una de las curiosidades
de este territorio es que no pertenece a ningún municipio, sino directamente al
Ministerio de Defensa danés, lo que permite a los isleños, por ejemplo, librarse de pagar impuestos municipales.
Aunque sin duda lo más
llamativo es comprobar cómo los locales son capaces de sobrevivir en un entorno
que se adivina hostil, unidos por un débil eslabón a la ya de por sí remota
Bornholm. En verano parece uno de esos sitios lleno de turistas durante el día,
pero cuando el barco de vuelta zarpa, permanecer en Ertholmene puede constituir
una experiencia que nos transmita una idea de comunidad en vías de extinción en
el mundo global que vivimos. Los lugareños matan el tiempo con actividades en
común, como juegos tradicionales (el tiro con arco lo es aquí), reuniones con
un trasfondo religioso (hay un coro; y un organista y un pastor acuden a la
isla una vez por semana) o incluso jugando a las cartas.
Una de las calles de Christianso. |
Aunque lo habitual es realizar una excursión
de ida y vuelta desde Bornholm, en la isla existen dos maneras de pernoctar.
Una es el camping, de 24 plazas (por cierto, las parcelas están numeradas del 1 al 25, ya que la número 13 no existe). Incluso te permiten alquilar tiendas de campaña. La
otra es un pequeño hotel estilo Bed & Breakfast de seis habitaciones, en cuyo restaurante se
puede apreciar el verdadero significado de menú de temporada: sólo sirven lo
que les llega en el pequeño vapor que, cuando el tiempo lo permite, y de lunes
a viernes, zarpa desde Bornholm. Esto significa que en invierno la variedad se resiente bastante. Sin embargo,
en verano, podemos disfrutar del benigno clima de la isla en una inmensa
terraza, observando la puesta del sol. En ambos lugares es necesario reservar
con varias semanas de antelación.
Llegar hasta Etholmene
puede volverse algo pesado para quien no disfrute navegando. Primero habría que
llegar hasta Bornholm, lo que supone tomar un ferry nocturno desde Koge (desde 40€
ida y vuelta) o uno normal desde la ciudad sueca de Ystad (desde 24€ ida y
vuelta). Después, desde la localidad de Gudjhem, nos esperaría otra hora de
trayecto hasta Christianso, en el único viaje diario entra ambas islas (en
verano hay algún viaje más). La ida y vuelta cuesta unos 30€, y puede
reservarse online. Cosas de la Europa septentrional, en la que hasta los
desplazamientos al sitio más recóndito pueden comprarse desde cualquier parte
del mundo. Podéis encontrar más información en estos enlaces, aquí hasta Bornholm
y aquí hasta Ertholmene.
Vista de la isla de Frederikso desde el puerto de Christianso. |