Dicen algunas personas
que en esto de los viajes está todo inventado. Sin embargo, aún queda un lugar
hacia el que nadie (que sepamos) se ha aventurado: el pasado.
Hoy vamos a retroceder
hasta 1874, el momento en el que la locomotora más antigua de la Isla de Man
comenzó su andadura, ignorante de que dos siglos después aún iba a estar
echando vapor al cielo de este pedazo de tierra entre Gran Bretaña e Irlanda.
La Isla de Man está en el Mar de Irlanda, cerca de Liverpool. |
La Isla de Man, les será ignota a la mayoría de los mortales que no estén apasionados por las motos. Políticamente hablando, pertenece
a Reino Unido, aunque podríamos encuadrarlo en uno de esos territorios en los
que se honra a Isabel II pero no al Primer Ministro de Londres. Su población no supera los 85.000
habitantes, y su territorio es de un tamaño similar al de Ibiza. Pese a ello,
contó con un extenso sistema de ferrocarriles, tanto eléctricos como de vapor,
que en su día servían para acercar a los habitantes de la isla bien al ferry
que unía con sus vecinas más grandes, o bien a Douglas, lo que allí conocen
como “la ciudad”.
El ferrocarril de Man
tuvo su auge a mediados del siglo pasado, con hasta 15 trayectos diarios en
cada sentido. Aunque ya en la década de
los 60 su rentabilidad cayó fulminada, y comenzó a mirarse hacia el turismo como un
método de mantener el tren, y viceversa.
Hoy en día, el tren de
vapor, el más solicitado, une Douglas, la capital, con Casteltown y Port Erin.
La tarifa por un viaje de ida y vuelta ronda las 12 libras manesas, una moneda con una curiosa historia.
El tren eléctrico de Man recuerda a tranvías como el de Lisboa. |
Pero además del de vapor,
perviven todavía dos tipos de ferrocarril más. El eléctrico, cuyos vehículos se
asemejan más a un tranvía que a un tren, y un tren eléctrico de montaña, que
transporta a los visitantes al punto más alto de la isla, el monte Snaefell,
dejando en la retina espectaculares imágenes para aquel que pueda sobrevivir a
la angustia de estar subido y subiendo en un aparato que le puede
doblar la edad.
Evidentemente, la
comodidad no es el fuerte de este servicio, pero el hecho de montar en el que
probablemente sea el ferrocarril en servicio más antiguo del mundo (o uno de
ellos) compensa la ausencia de un sistema de suspensión del siglo XXI.
Uno de los viajes hasta Snaefell. |
Para llegar hasta la Isla
de Man, lo más indicado es acercarse hasta sus dos hermanas mayores y dar el
salto aéreo hasta el pequeño aeródromo manés. Aquí os dejo los horarios de invierno, que se actualizarán cuando empiece a calentar el sol.
Evidentemente otra opción es el ferry, que podéis consultar aquí.
En cuanto al alojamiento,
podemos optar dese el típico Bed&Breakfast
hasta poder alojarnos en medio de la campiña manesa, en una de sus granjas
restauradas. El precio rondará los 60 euros en habitación doble con desayuno.
¡Viajeros (sagaces) al
tren!, continuamos nuestro periplo por los rincones más pintorescos de nuestra
Europa. Si te apetece proponer alguno, no te cortes, proponlo aquí o en el
Facebook.
¡Más madera!