martes, 10 de diciembre de 2013

Comprar un pedazo de la Navidad en Estrasburgo

La estampa se vuelve espectacular con la iluminación nocturna


No reparan en gastos para decorar el
sapin de Nöel.
Capital de Alsacia, tierra a caballo entre Francia y Alemania, Estrasburgo tiene ese aire típico de las ciudades fronterizas: orgullosa de su identidad pero a la vez permeable a lo que sucede al otro lado de la raya. Y es precisamente el acervo atesorado a lo largo de los siglos en los que germanos y galos se arrebataban Alsacia el que nos ha legado una de los lugares más mágicos de la Navidad europea: el Christkindelsmärik, o Mercado del Niño Jesús.


Pese a remontarse al siglo XVI, no es ni el más antiguo ni el único de la zona (Alemania está plagado de ellos). Sin embargo hay dos cosas que lo hacen especial : el especial cuidado de sus organizadores y artesanos por el buen gusto decorativo (espectacular el árbol de navidad, originario del bosque de los Vosgos), y sobre todo la soberbia catedral que lo preside. Le advierto de que va a tener verdaderos problemas en decidir si se queda con la vista diurna o la nocturna, porque ambas son extremadamente bonitas.


El adviento marca el inicio del mercado. Desde el cuarto sábado antes de la Navidad hasta el 31 de diciembre, más de 300 mercaderes ofrecen sus productos a los más de dos millones y medio de visitantes. La estrella son los adornos navideños, pero también es un lugar ideal para encontrar el regalo ideal fabricado por artesanos de media Europa mientras disfrutamos del famoso vin chaud (vino caliente) o de unos ricos anisbredele.

 Pese a lo que pueda parecer, el precio del alojamiento no se dispara (es fácil encontrar una habitación doble por unos 60€). Es probable que muchos de los que lo visitan se lo tomen como una excursión diaria, sin embargo pernoctar en Estrasburgo es más que recomendable, así como aprovecharse de la gastronomía alsaciana, a caballo entre el refinamiento francés y la contundencia alemana.

Pese a que existe un aeropuerto en la propia ciudad (no hay vuelos directos, y con escala no bajan de los 300 euros), la opción más económica es tomar un avión hasta el aeropuerto internacional que comparten Francia, Alemania y Suiza cerca de Mulhouse, y desde allí tomar un tren hasta la capital alsaciana (1hora, 18€). No olvides echar un vistazo al repaso que El Viajero Sagaz ha hecho a Francia.



Un par de ejemplos de lo que encontraremos en los más
 de 300 puestos.


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