viernes, 31 de octubre de 2014

Ciudades Hanseáticas: Las poderosas metrópolis comerciales del Norte


La Liga Hanseática fue una de las primeras instituciones comerciales multinacionales de la historia de Europa. Comenzó siendo una asociación de defensa de algunas ciudades situadas en torno al Mar Báltico, en la que también se reconocerían mutuos derechos comerciales, allá por el siglo XII. Con el paso de los años aumentó el número de miembros, y su poder fue tan grande que poseía privilegios y enclaves en lugares tan lejanos entre sí como Novgorod y Bristol. Incluso declaró y ganó la guerra a una potencia de la zona como Dinamarca, en el siglo XIV. Sin embargo, el comercio americano fue haciendo mella en la federación que, poco a poco, fue quedándose sin miembros hasta su disolución en el siglo XVIII.
Almacén de sal de Lübeck.

Afortunadamente, la época de esplendor de la Liga nos ha legado una arquitectura característica en muchos rincones próximos al Mare Nostrum del Norte. Bajo la forma de ciudad libre, los más pudientes de dichos lugares competían entre sí para construir una casa o un almacén más bello que el de su vecino. Incluso los propios ciudadanos dotaban a la villa de edificios civiles como hospitales, mercados y ayuntamientos. Y todo con un estilo propio, que se ha denominado como el gótico de ladrillo, puesto que fabricaban bloques de arcilla debido a la escasez de piedra de la zona.

Como dije existen ejemplos de arquitectura hanseática en muchos lugares diferentes: Tallin, Estocolmo, Visby, Hamburgo… Sin embargo, nos vamos a centrar en cuatro ciudades germanas separadas por apenas 200 kilómetros. Hoy viajamos hasta Lübeck, Wismar, Rostock y Stralsund.

La robusta Puerta de Holsten es en realidad el último de los cuatro
pasos que queda en pie de aquellos que guardaban a la ciudad de Lübeck. 
La primera de ellas, Lubeca en castellano, fue una de las fundadoras de la liga, y la denominada “Reina de la Hansa”. Pese a ser una federación, aquí estaba la capital de la Liga, puesto que estaba situada en un lugar estratégico de cara a la expansión hacia el Mar del Norte. Aquí encontramos el Hospital del Espíritu Santo, erigido por la ciudad para disfrute de sus habitantes en 1286. Hoy en día una parte sigue funcionando como residencia de ancianos, aunque la mayoría del edificio constituye una más que interesante visita. Otra construcción espectacular es el ayuntamiento, de 1230. Aunque hay dos monumentos que se llevan toda la atención del público: La puerta de Holsten, por su espectacularidad, y el Almacén de Sal, por su rareza. También recomendable la iglesia de Santa María, desde cuya torre se puede apreciar una vista panorámica de la ciudad.

Al lado de Lübeck, el resto puede parecer algo más insignificante, sin embargo Wismar y Stralsund, están incluidas en la lista de Patrimonio de la Humanidad. En la primera destaca la fuente de agua, de estilo renacentista del siglo XVI. En la segunda, la iglesia de Santa María (de nuevo), del XIII. Por cierto, este edificio fue durante 20 años el más alto del mundo, hasta que le cayó un rayo en 1647. En Rostock nos encontramos con tramos de muralla y sus torres defensivas, así como un reloj astronómico en la igelsia de ... lo habéis adivinado, Santa María. 

"Alter schwede" es el nombre de este bonito
edificio de la plaza del mercado de Wismar
Pese a estas construcciones insignia, no habría que entender a ninguna de las cuatro ciudades como una suma de edificios bonitos, sino que deberíamos apreciar la funcionalidad de la ciudad Hanseática en sí: el puerto, los almacenes, las casas, los canales, el mercado… Quizá aquí radique el encanto de estos cuatro rincones del norte de Alemania. Y todo ello a pesar de  la Segunda Guerra Mundial y sus nefastas consecuencias durante (bombardeos) y después (ocupación soviética de Wismar, Stralsund y Rostock).

La mejor vía para llegar hasta ellas sería, bien vía tren desde Hamburgo, o incluso aterrizando en el aeropuerto de Lübeck (hay vuelo low cost directo desde Palma de Mallorca). Una vez allí deberíamos tomar los eficientes y algo caros trenes germanos. En cuanto al alojamiento, el precio puede rondar los 60 euros por noche, (algo más caro en la turística Lübeck).

Un viaje cómodo a la infravalorada (turísticamente hablando, claro está) Alemania y que es garantía de unas bonitas fotos de arquitectura medieval.

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